VOX, LEGA Y FRATELLI D’ITALIA: THINK TANKS, FUNDACIONES Y LA RED DE «PATRIOTAS» EUROPEOS

, de traducido por Claudia Fital, Nicola Riccardi

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VOX, LEGA Y FRATELLI D'ITALIA: THINK TANKS, FUNDACIONES Y LA RED DE «PATRIOTAS» EUROPEOS
Santiago Absacal, Vox - Contando Estrelas, CC BY-SA 2.0 <https://creativecommons.org/license...> , via Wikimedia Commons

Eurobull.it colabora con La strada per la Moncloa, el primer podcast italiano dedicado a la historia política más reciente de España, para una serie de artículos que exploran la relación entre la derecha española e italiana y el retorno del nacionalismo en Europa. Desde la Conferencia de Libertad para Europa de Coblenza hasta las grandes apuestas conservadoras del final de la década, entre elecciones de campo y esfuerzos para nada despreciables, el partido de extrema derecha Vox ha recorrido un largo camino para optar al triunfo en las próximas elecciones generales. La corriente ascendente es la red europea de «patriotas», la misma que ayudó a llevar a Morawiecki, Meloni y Sverigedemokraterna a la victoria.

Es una fría tarde de invierno en Coblenza. El viento del otro lado del Atlántico sopla con fuerza sobre Europa. La victoria de Donald Trump ha revitalizado la batalla de euroescepticismo de Matteo Salvini y Marine Le Pen. Es el 21 de enero de 2017. Markus Preztel, de Alternative für Deutschland, es uno de los organizadores de la Conferencia por la Libertad de Europa. Una conferencia que reúne a los partidos de extrema derecha de media Europa. A Salvini y Le Pen se suman Geert Wilders, líder del Partido de la Libertad holandés, y Frauke Petry, líder de AfD (Alternative für Deutschland). También participa en este encuentro Santiago Abascal, que desde enero de 2017 se ha vuelto una cara conocida para la mayoría. Es el líder de un partido ultraconservador que había surgido hace tres años del Partido Popular, pero que sigue siendo presa de la irrelevancia política y electoral. Abascal es tan poco conocido que el propio corresponsal de Reuters se olvidó de mencionarlo en sus reportajes de aquellos días.

Coblenza representa otro complicado intento de construir una red internacional de alianzas entre partidos soberanistas. Dos años después, este frente común encuentra la forma y el espacio en los pasillos del Parlamento Europeo bajo la apariencia del grupo «Identidad y Democracia». Si, tras Coblenza, la alianza entre Matteo Salvini y Santiago Abascal parece consumarse en cuanto el español aporta ya una dote de unos cuantos escaños en el Europarlamento, la reacción del líder de la Liga a la crisis catalana del 1 de octubre de 2017 rompe el lance a dos pasos del altar. Abascal, que dedica su compromiso político a la batalla campal contra los nacionalismos periféricos, asegura desde su perfil de Twitter: «Hace muy mal Matteo Salvini mostrando ese afán por entrometerse en las soberanías nacionales. Parece Juncker. ¡Viva la unidad de España!». Nueve meses después de Coblenza, los caminos de Salvini y Abascal se separan.

APUESTA DE BUXADÉ

De hecho, en junio de 2019, el responsable de asuntos exteriores de Vox, Jorge Buxadé, simpatizante falangista impenitente, anunció la entrada del partido en el grupo de «Conservadores y Reformistas Europeos», prefiriendo a Morawiecki antes que a Le Pen y a Meloni antes que a Salvini. Una elección de bando que, sin embargo, es independiente a las simpatías personales y programáticas y que, en cambio, se encuentra en el diseño estratégico del partido.

En los ECR (Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos) están, de hecho, también los nacionalistas de la Nueva Alianza Flamenca que, al igual que Salvini, se han solidarizado reiteradamente con el Puidgemont catalán ofreciéndole cobertura logística y política en su país. Además, las reivindicaciones separatistas de los flamencos son similares a las de los catalanes. Este elemento por sí solo bastaría para sugerir que la elección de Buxadé no puede interpretarse con un simple «con quién», sino con un «por qué» más complejo.

LA GRAN APUESTA DEL CONSERVATISMO

Fundado en 2009, tras la ruptura con el Partido Popular Europeo producida por los conservadores de David Cameron, el Grupo de Reformistas y Conservadores Europeos fue el tercer grupo más importante de la Eurocámara en el lustro 2014-2019. En 2019, la desaparición de los tories tras el Brexit amenaza con poner en peligro la propia existencia del grupo. No obstante, el extraordinario éxito electoral del grupo polaco liderado por Morawiecki, que obtuvo el 45% de los votos y 24 eurodiputados en su país, y la contribución de los 8 eurodiputados del Frente Democrático Internacional (FdI) y los 4 de Vox, convierten ese potencial peligro en una grata oportunidad. El mérito de poder representar, por tercera vez consecutiva, una agrupación reconocible en Estrasburgo permite a estas fuerzas reorganizar un proyecto común bajo la bandera del conservadurismo más conservador. Como señalan Martin Steven y Aleks Szczerbiak, con la ausencia de los conservadores británicos, la coalición pierde peso numérico pero gana en afinidad ideológica [1].

El nuevo bloque de reformistas y conservadores que nace en las elecciones europeas de 2019 adopta, con respecto a la UE, una postura ligeramente euroescéptica en la medida en que evalúa, en una estricta lógica de coste-beneficio, la permanencia de los respectivos Estados nacionales en la Unión reafirmando con firmeza la absoluta necesidad de detener el proceso de integración de los Estados miembros. Con el fin de encontrar un punto de encuentro entre las posiciones de los diferentes partidos en este tema, la Conferencia Nacional Conservadora organizada por la Fundación Edmunde Burke, una fundación de inspiración conservadora americana que lleva organizando este tipo de conferencias en Europa y Estados Unidos desde 2020 (la última en Miami en septiembre de 2022), se celebrará en marzo de 2022 en el espléndido marco del Concert Noble de Bruselas. A la conferencia titulada «El futuro de los Estados-nación en Europa» asisten grupos heterogéneos. Desde la delegación húngara del Fidesz hasta Vox, desde el Frente Democrático Internacional hasta los organizadores de la campaña de Eric Zemmour, desde el PiS hasta los neoconservadores estadounidenses, desde la Fundación Disenso hasta la Fundación Varsovia. La heterogeneidad de los movimientos y sus respectivas identidades políticas se equilibra con la constatación de que sólo en una red de alianzas internacionales es posible preservar el poder de la injerencia de una Unión liberal, popular y socialdemócrata. La conciencia básica que se deriva de las distintas intervenciones es el desplazamiento de la batalla política al campo de la cultura. La batalla por la hegemonía se convierte en el campo de acción e inversión de cada una de estas fuerzas.

Para que la propuesta conservadora y nacionalista triunfe en el corazón de Europa, es necesario este esfuerzo colectivo: fundaciones como la Fundación Tatarella de Fratelli d’Italia o Disenso de Vox, revistas como The European Conservative, think tanks como el Instituto de Varsovia de PiS son producto de esta contraofensiva política y cultural.

Con Morawiecki en el gobierno de Polonia, Giorgia Meloni en el gobierno de Italia, Sverigedemokraterna apoyando al gobierno de Estocolmo, Vox dispuesto a gobernar España con el Partido Popular, la apuesta de los conservadores de ECR parece ganar hoy, al menos electoralmente, el juego antifederalista y euroescéptico librado con el grupo de Salvini y Le Pen, probablemente manifestaciones de un momento eventual de marcado euroescepticismo ya ampliamente superado tras el empeño conjunto de la UE por afrontar la crisis generada por la pandemia. En conclusión, la base del pensamiento conservador que da profundidad y alimenta las narrativas políticas nacionalistas, por un lado, y la ofensiva cultural producida por los institutos de investigación y los think tanks, por otro, representan las dos líneas de acción de un grupo que ahora parece destinado a ampliar su esfera de influencia y poder en el contexto europeo. Partidos diferentes con intereses divergentes, pero unidos a nivel narrativo en la lucha común contra el federalismo europeo, la dictadura de lo políticamente correcto, el consenso socialdemócrata y la ideología de género.

[2] Martin Steven & Aleks Szczerbiak (2022): Conservatism and ‘Eurorealism’ in the European Parliament: the European Conservatives and Reformists under the leadership of Poland’s Law and Justice, European Politics and Society, DOI: 10.1080/23745118.2022.2065725

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