Los europeos debemos mantenernos unidos ante la tempestad. Las dudas sobre el futuro de Grecia en la eurozona deben disiparse. El euro es irreversible. Debe llegarse a un acuerdo. Urge la puesta en marcha de reformas en Grecia. Todo ello junto con el apoyo y la inversión europeos que estimule el crecimiento.
Ahora, hay mucho más en juego que el futuro de Grecia. La eurozona precisa de poderes, herramientas y recursos que prevengan y gestionen los desequilibrios económicos. Asimismo, se encuentra expuesta ante la fragilidad de las economías más débiles.
Las instituciones de la eurozona necesitan dotarse de mayores poderes. Los Estados miembros deberían, de inmediato, llevar a cabo la conversión de la eurozona en una unión económica y política plena.
De manera urgente deben darse los pasos necesarios para culminar la unión bancaria, poner en marcha una unión de mercado de capitales y, sobre todo, dotar de presupuesto a la eurozona, con recursos propios y adecuados que prevengan y gestionen sus desequilibrios económicos.
Sin embargo, la democracia debe estar en el centro de cualquier fortalecimiento de la eurozona. La gobernanza de la eurozona debería alejarse de negociaciones intergubernamentales opacas entre ministros sólo preocupados por sus países, y avanzar hacia un sistema transparente de gobierno responsable y democrático junto con la Comisión Europea y el Parlamento Europeo en su eje.
Los Estados Miembros deberían contemplar la reforma de los tratados como una oportunidad y no como una amenaza.
La Unión Europea debe permanecer como un proyecto de unidad y solidaridad.
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