La influencia de Mazzini en España - Segunda Entrada

Segunda Entrada

, de Andrea Vincenzini

La influencia de Mazzini en España - Segunda Entrada

Muchos de los levantamientos de los patriotas republicanos españoles del siglo XIX se inspiraron al lema mazziniano Pensamiento y Acción, Dios y Pueblo, y representaron una esperancia democrática, republicana y federal para toda España y Europa.

De los que estaban en favor de la insurrección y en contra de las ventajas de un trabajo político más a largo plazo destacaba Sixto Saenz de la Cámara [1] . Pascual Sastre lo apoda como el principal insurrecto mazziniano español. El alzamiento de Sixto Cámara en Andalucía estalló el mismo día que lo hizo la sublevación de Carlo Pisacane en Nápoles: el 25 de junio de 1857, un día después de la festividad de San Juan. Esta fue la primera evidencia clara que la estrategia de acción de Mazzini, debatida entre los demócratas españoles desde la formación del Partido Demócrata en 1849, se estaba poniendo en práctica en España e incluso se coordinaba con acciones en Italia y en otros lugares de Europa. Sin embargo los intentos se resolvieron en estrepitosos fracasos. En particular, el motín andaluz acabó con varios cientos de ejecuciones, la captura y el exilio de destacados demócratas. Pero Cámara no se desanimó y lo intentó nuevamente en el 1859. Sin embargo, al cruzar la frontera portuguesa se encontró con que la conspiración había sido descubierta. Se echó en retirada a pie y murió deshidratado cerca de Olivenza.

Como si no fuera suficiente, Sixto Cámara también se había comprometido en cumplimentar la petición de Mazzini en reclutar una Legión Ibérica que formara parte de una fuerza europea más amplia de voluntarios de Polonia, Suiza, y Francia que tenía como objeto completar la unificación italiana. En su biografia de Mazzini de 1876, Nicolás Díaz y Pérez afirmaba que para la primavera de 1860, 1600 [2] voluntarios equipados y listos para embarcar se habían congregado en Lisboa, y otros 1600 en Barcelona. Sin embargo, el 12 de mayo de 1860, Vegezzi Ruscalla, en nombre del gobierno piamontés, escribió a Díaz Y Pérez declinando cortésmente la oferta de una Legión Ibérica, argumentando como escusa que la fuerza expedicionaria destinada al sur de Italia no estaba todavía organizada y que sólo disponían de fondos para equipar a los voluntarios italianos. A pesar de esta negativa, 120 voluntarios catalanes se embarcaron para Italia a principios de septiembre de 1860. Pero, tras la decisión de Vittorio Emanuele II de detener el avance sobre Roma y el regreso de Garibaldi a Caprera, Garrido abandonó el proyecto de la Legion Iberica e hizo entrega de la correspondencia y del dinero a Mauro Machi en Génova en diciembre de 1860. Las emocionantes noticias procedentes de Italia en 1860 supusieron un oportuno tónico para la propaganda demócrata e hicieron más creibles las promesas de una inminente llegada de la utopía democrática.

En el verano de 1861, en las cercanías de Loja, estalló el mayor levantamiento rural protagonizado por civiles de todo el siglo XIX en España. Encabezado por el herrero y veterinario Rafael Pérez del Alamo, el llamamiento a las armas, fijado para el dia 25 de junio, fue secundado por miles de profesionales, propietarios de tierras, artesanos, campesinos y jornaleros procedentes de pueblos situados en la zonas montañosas de Granada, Málaga y Córdoba. En su relato del levantamiento hecho en 1872, Pérez del Alamo afirmó que se había inspirado en el ejemplo de Sixto Cámara. Sin embargo, la influencia de la filosofía de la acción de Mazzini es evidente:

¡Prohombres del republicanismo! Si queréis popularidad y gloria, ¡ganadlas con vuestros sacrificios! ¡Hace diecisiete años que un mártir de la democracia, el incansable Sixto Cámara, nos enseñó el camino! ¡Seguidle sin vacilar! Todos los republicanos no están obligados a ser héroes, pero ninguno puede decorosamente excusarse de servir a su partido. Haya menos discursos y más hechos [3] .

Los líderes demócratas y progresistas de Madrid se dieron cuenta de la utilidad de contar con una poderosa organización democrática local en Andalucía. Mazzini, y especialmente Garibaldi, debían también ser conscientes de la existencia de este fértil y entusiasta territorio democrático debido a los mensajes de felicitación por sus logros en el Risorgimento que les llegaban de estas asociaciones democráticas locales. Fueron particularmente numerosas las cartas de condolencia por la herida de Garibaldi en Aspromonte y, sucesivamente, de júbilo por su curación procedentes de esta región.

Cuando estalló la Gloriosa, Mazzini tomó una postura clara ante la revolución de 1868, y manteniendose perfectamente informado de la conspiración de los demócratas y progresistas era optimista sobre las posibilidades que España disfrutara de un futuro republicano. Inmediatamente a principios de octubre de 1868, Mazzini escribió a Castelar. A través de esta carta se puede observar la importancia, en cuanto modelo y espuela, que Mazzini concedía a aquel movimiento revolucionario. Inicialmente, juzgaba la septembrina como una revolución gloriosa e inmaculada. Creía que ésta podía y debía conducir a España, no sólo a la cabeza de los países latinos sino a la cabeza de Europa, seguramente de la Europa de los pueblos soñada por los republicanos. Las condiciones sine que non eran mantenerse fiel a sus orígenes y ser audaz. Además, el apóstol genovés veía haber llegado el momento en Italia de que los patriotas se adhirieran a la creencia republicana y se organizaran para la primera oportunidad imprevista. Precisamente en octubre de 1868, Mazzini escribió un manifiesto a los hombres de la Alianza Republicana Universal, fundada por él en 1866, para animarles y quitarles los miedos del exterior, indicándoles la verdadera situación de Europa.

Mazzini opinaba que una república en Italia era el único medio para liberar Roma: “La Repubblica sola ci darà la sacra città che è il Tempio d’Italia [4]. Sin embargo, el agitador italiano no tenía todavía clara la cuestión de la iniciativa. Creía que podía empezar tanto en España como en Italia, pero lo que deseaba subrayar era que Italia tenía el derecho igual o mayor que los demás países de asumir tal decisión. De toda forma, según Mazzini, si hubiera nacido un gobierno republicano en España e Italia, este hecho provocaría la restauración de la República en Francia.

El optimismo de Mazzini sobre España se apagó en noviembre de 1868, cuando se enteró de una declaración del gobierno provisional a favor de la monarquía antes de que dicha medida sería objeto de una consulta electoral, como había sido acordado en el pacto de Ostende. El pensador italiano apuntaba como motivo de aquel resultado la división que los federales habían creado entre los republicanos; unido al hecho que los unitarios no habían reaccionado frente a aquella medida. De todos modos, parece que la crítica más dura fuera dirigida a los progresistas, por haber iniciado un movimiento sin planes ni proyectos específicos y claros, mientras que todo el ejército les seguía fiel. Su preocupación se vio temporalmente aliviada en diciembre con las elecciones a las Cortes Constituyentes, en las que esperaba con fervor una mayoría republicana. A pesar de las dificultades, todavía en la primavera de 1869, Mazzini entendía que Europa se encaminaba indefectible e inexorablemente hacia la república; “Noi camminiamo rapidamente alla crisi finale: In Italia, nella Spagna e in Francia l’avvenire prossimo è nostro [5].. Sin embargo, la reafirmación del principio monárquico en la votación del 1 de junio de 1869 en las Cortes y su inclusión en la nueva “Constitución de la Nación Española” (181 diputados votaron a favor de la monarquía frente a 64 que lo hicieron por una república federal) provocó tanto para Garibaldi como para Mazzini una considerable amargura y disminuyó el atractivo que la revolución española tenía para ambos. A partir de entonces, como ha evidenciado Isabel Maria Pascual Sastre:

Mazzini juzgó que era necesario trabajar para conseguir la república sólo en Italia y desde Italia. Así Mazzini no contemplaba el proyecto de intervenir en España para ayudar a la proclamación o al mantenimiento de una república. De hecho, el genovés tampoco aprobó en 1870 la acción garibaldina de ayudar a los franceses en la guerra Franco-Prusiana. Creía que proclamando previamente la República italiana en el Capitolio, se llegaría consecuentemente a la instauración de las otras repúblicas latinas, considerando el prestigioso ejemplo romano. La iniciativa democrática italiana debía seguir esta vía de modelo ideal más que de intervención militar [6] .

Seguramente esta fue una exagerada fantasía por parte de Mazzini que le acompañaria hasta la decepcionante toma de Roma por la monarquía. La muerte del patriota Italiano en Pisa el 13 de marzo de 1872 le evitó ser testigo del fracaso de la Primera República (1873-1874) en la que sus amigos, Castelar, Pi y Margall y Garrido, alcanzaron el poder sólo para descubrir que España era ingovernable. Entre los pocos comentarios sobre su fallecimiento quiero destacar el análisis del periódico La Discusión:

La República Universal ha perdido el primero de sus agitadores, así como la Internacional el más encarnizado de sus enemigos. La prueba de ello es que la Internacional no ha progresado en Italia, que era tal vez el país más impresionable de Europa [7] .

Según Giovanni Stiffoni, quizás allí estaba el nudo del asunto para los republicanos españoles, no solo en su unitarismo. De hecho, esta fue la interpretación de un periódico moderado:

De tal manera hemos progresado en la senda revolucionaria, que Mazzini se había quedado muy atrás y que la muerte del gran agitador italiano apenas ha causado sensación en el campo de socialistas y republicanos rojos. Y es que Mazzini, nacido en 1805, aunque desde su más tierna edad había estado metido en la cospiracion de la Joven Italia y había sido el alma de la cospiración europea, no era comunista y a su modo creía en Dios [8] .

Después de la restauración de los Borbones, los amigos españoles de Mazzini y Garibaldi, que habían adoptado su estrategia en los años cinquenta y sesenta para acelerar el fin de la dinastía y conseguir el sufragio universal, contemplaban ahora la promulgación de una nueva Constitución que, al restringir el derecho de voto, ponía las bases para un cuarto de siglo de dominio conservador-liberal.

Notas

[1Los fracasos de las insurrecciones de junio de 1857 y julio de 1859 y el de la Legión Ibérica se vieron compensados por el valor propagandístico que adquirió la figura de Sixto Cámara como héroe y mártir que había sacrificado su vida por la causa de la libertad y la democracia. La campaña orquestada por los periódicos demócratas con el fin de recaudar fondos para que los restos de Cámara fueran entregados a su viuda en Madrid, se convirtió en un espectáculo nacional. Los supscriptores demócratas de toda España pudieron verse en El Pueblo y La Discusión con su nombre, procedencia y oficio. Esta multiplicidad de actos de homenaje público a un mártir rebelde era precisamente el tipo de consecuencia positiva de una rebelión fallida que según Mazzini justificaba su estrategia de acción.

[2G. Thomson, Mazzini y España,1820-1872, p. 43.

[3Ivi, p. 45.

[4I.Pascual Sastre, La Italia del Risorgimento y la España del sexenio democrático, p. 414.

[5Ivi, p. 426

[6Ivi, p. 428.

[7Ivi, p. 309.

[8Ibidem.

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