La crisis climática cada día resulta más evidente, por lo que se hace especialmente necesario concienciar y que las publicaciones ahonden en esta temática. Al respecto, hay una cuestión que se trata con menor regularidad en el ámbito académico, esto es los impactos negativos que provoca la extensión masiva de las energía renovables, o limpias, a lo largo y ancho de los territorios. Por lo tanto, esta será la tesis principal y se procederá a analizar sus ventajas, pero también, y con especial atención, sus inconvenientes.
Comenzando, es imprescindible aludir al fenómeno de cambio climático (calentamiento global) que nos afecta. Así, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico define el cambio climático como “la variación global del clima de la Tierra que se debe a causas naturales y a la acción del hombre y se produce sobre todos los parámetros climáticos: temperatura, precipitaciones, nubosidad, etc., a muy diversas escalas de tiempo”. No obstante, es amplio el consenso existente en responsabilizar a las actividades antrópicas, es decir, las realizadas por el ser humano, del grueso del calentamiento global de nuestra era.
Justamente, el ser humano requiere de los combustibles fósiles para la generación de energía y también para sostener el modelo económico y productivo actual, sobre todo en los países desarrollados, pero con una creciente demanda en los países en vías de desarrollo, en tanto que la industrialización se va generalizando en ellos. Es por ello que las emisiones de gases de efecto invernadero no han dejado de crecer desde la Revolución Industrial, superando ampliamente las 420 partes por millón de dióxido de carbono, principal gas que contribuye al calentamiento global, en la atmósfera.
Asimismo, las consecuencias de este fenómeno son variadas y no sólo afectan al medio natural sino que también contribuye a reforzar la pobreza, el hambre y la movilidad entre las diferentes regiones del mundo. Entre estos los más virulentos son las inundaciones en zonas costeras por la aproximación, cada vez más frecuente, de borrascas de máximo impacto; los incendios forestales, provocados por el incremento de las temperaturas y las sequías que se producen con mayor regularidad; cambios en el régimen de precipitaciones, entre otras. Así, este fenómeno tiene un impacto enorme en los procesos climáticos y en las dinámicas atmosféricas, así como en el comportamiento de la fauna y la flora, todo ello comprometiendo el desempeño de las actividades humanas.
Es por ello por lo que en los últimos años se han lanzado muchas propuestas para cambiar el modelo, fundamentalmente en lo que respecta a la generación eléctrica, pues el objetivo se centra en disminuir las emisiones para tratar de frenar el incremento de las temperaturas medias globales. De todas ellas la que más adeptos ha sumado ha sido la implementación masiva de energías renovables, aquellas que permiten generar electricidad (u otros servicios) sin emitir gases de efecto invernadero y que, además, no son finitos, pues se renuevan de forma natural. No obstante, a pesar de las innumerables ventajas que estas tienen, en tanto posibilidad de obtener energía limpia y poco contaminante, también cuenta con una serie de inconvenientes que en muchas ocasiones pasan desapercibidos.
En primer lugar, la energía hidroeléctrica es una de las más extendidas y convencionales a nivel mundial. En esta la energía eléctrica se obtiene mediante el giro de unas turbinas por el fluir del agua retenida en los embalses y presas. Sus principales ventajas son que se trata de una fuente de energía ampliamente limpia, que no genera residuos, con un rendimiento muy alto y que, además, la construcción de embalses sirve también para evitar avenidas aguas abajo y para almacenar agua, necesaria en situaciones de sequía extrema.
Sin embargo, los inconvenientes también son muy importantes, siendo el más importante el fuerte impacto que la construcción de embalses tiene en el medioambiente, inundando grandes extensiones de terreno y condicionando la vida de plantas y animales. También, estas infraestructuras provocan una alteración del curso fluvial aguas abajo, pues en muchas ocasiones no se mantienen los caudales ecológicos e impiden el avance de los sedimentos arrastrados de forma natural por el curso fluvial.
En segundo lugar, la energía geotérmica, que depende del calor acumulado en las rocas del subsuelo. La principal ventaja es que constituye una fuente energética continua y prácticamente inagotable, con un coste de implantación relativamente bajo. Por otro lado, sus inconvenientes radican en que su disponibilidad es limitada, pues sólo se encontrará en aquellas regiones con actividad tectónica y volcánica y, a lo largo del tiempo, la zona donde se implemente masivamente esta generación se terminará enfriando.
En tercer lugar, la energía maremotriz o del oleaje (undimotriz) que se produce con mayor eficacia en las zonas costeras donde existe una importante diferencia entre la altura de la pleamar y la bajamar. Así, los cambios producidos por las mareas almacenan agua y con su flujo mueven unas turbinas que es lo que permite generar la electricidad. No obstante, y a pesar de que se trata de una energía inagotable y completamente limpia, su implementación todavía es mínima en el mundo, con muy pocas centrales que funcionan a pleno rendimiento. Si bien es cierto que sus ventajas son amplias, los inconvenientes radican en el impacto ambiental de la construcción de infraestructuras sobre el ecosistema litoral y que dependen ampliamente de las condiciones meteorológicas.
En cuarto lugar, la energía solar térmica y fotovoltaica, en la que se utilizan células fotovoltaicas y la radiación solar para producir tanto calor como electricidad. Su ventaja principal es que el rendimiento es alto en zonas de gran insolación, así como que permite aprovechar terrenos improductivos y es adaptable al uso doméstico. Sin embargo, resulta ser una energía muy difícil de almacenar y que depende de las condiciones meteorológicas, a parte de no producir por las noches. También es importante el impacto que provocan las grandes explotaciones sobre el terreno y la biodiversidad, pues ocupan amplias hectáreas. De esta manera, se apuesta por la generación de energía solar en pequeñas explotaciones en terrenos degradados y con estudios previos de viabilidad ambiental.
En quinto lugar, la energía eólica, otra de las más dinámicas y extendidas por todo el mundo, junto con la energía hidroeléctrica. En esta la electricidad se genera por el movimiento de las aspas de los aerogeneradores por el fluir del viento, ubicándose en zonas donde este sople con regularidad. Su ventaja radica en que su generación es muy rentable, pues su coste se ha reducido y el rendimiento ha aumentado, mientras que los inconvenientes se relacionan con el impacto visual, la necesidad de grandes extensiones de terreno, depende de la meteorología y provoca muerte de aves, así como cambios en sus flujos migratorios y en sus patrones habitacionales y reproductivos.
Seguidamente, es importante la incorporación de la biomasa o los biocombustibles, que son todos aquellos elementos que se obtienen directamente de la biosfera o que se consiguen directamente, o procesando, parte de la biomasa. Las ventajas principales se relacionan con su capacidad para sustituir al petróleo y en que su obtención se puede ajustar según la demanda del momento. No obstante, se trata de una energía sucia, que emite dióxido de carbono, por lo que no sería un sustituto que ayude a mitigar el cambio climático. También generan un alza en los precios de alimentos básicos como el trigo, pues se utilizan para dar lugar a estos biocombustibles, cultivándose en grandes explotaciones intensivas, generando además múltiples problemas ambientales en las zonas de producción.
Finalmente, algunos expertos se apresuran a señalar que la energía nuclear de fisión es un excelente recurso para avanzar en la descarbonización de la generación energética, pues no genera emisiones de dióxido de carbono, aunque otros muchos se aventuran a indicar que su final es inminente, pues sus inconvenientes también son muy amplios. Así, actualmente la tecnología que utilizan está muy desarrollada y posee un rendimiento extraordinariamente elevado, produciendo mucha energía, con unas centrales nucleares que cada vez son más seguras. No obstante, la posibilidad de un accidente nuclear sigue siendo muy elevada, produciendo impactos en las inmediaciones de la central prácticamente irreversibles, aunque también se producen en las minas de extracción del Uranio, principalmente por la contaminación de los cursos fluviales con sustancias radiactivas. Además, es especialmente importante la generación de residuos radiactivos que requieren un tratamiento y un almacenamiento especial, pues su liberación al medio puede generar muchos daños medioambientales, afectando a la vida humana.
En conclusión, el cambio climático constituye la mayor amenaza de nuestro tiempo y, por tanto, se debe avanzar hacia un modelo sostenible y neutro en carbono. Sin embargo, hay que tomar medidas que vayan encaminadas a disminuir, por ejemplo, el consumo eléctrico, tanto de hogares como de empresas, y no hacia incrementar la oferta por medio de las renovables. Las energía renovables deben de servir para transitar hacia la neutralidad en carbono, pero no deben de utilizarse para impulsar un incremento de la demanda de energía, pues eso conllevaría una presión aún mayor sobre el territorio y la biodiversidad, incluso generando nuevos problemas sobre el medio, que también comprometerán la vida del ser humano. Es por ello que las Administraciones Públicas deben realizar los suficientes estudios ambientales para evitar que la solución se convierta en una nueva amenaza.
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