25 M: Giro a la izquierda en España

, de Miguel G. Barea

25 M: Giro a la izquierda en España

El 14 de Abril de 1931, el rey de España Alfonso XIII abdicaba y partía para el exilio en Italia. ¿Motivo? El resultado de unas elecciones municipales, en las que candidaturas republicanas se impusieron en la mayoría del territorio español, sobre todo en las ciudades más pobladas. El inesperado desenlace de aquellas elecciones, aparentemente intrascendentes, trajo consigo un nuevo régimen, el de la II República de España (1931-1936). Célebre fue también la reacción del diputado conservador Aznar, que afirmaba no entender cómo un país podía acostarse monárquico y levantarse republicano.

Si bien parece poco probable un cambio tan drástico tras las lecciones del pasado fin de semana, entre otras cosas por la proximidad con respecto a las elecciones generales (previstas para octubre de este año) los resultados tan distintos a los de hace cuatro años y el indiscutible triunfo de la Izquierda bien que nos remite a una época pretérita, como podría ser la de comienzos del siglo XX. El Partido Popular, (PP) demócratas cristianos asociados al PPE y actualmente en el gobierno central, ha perdido 513 mayorías absolutas pese a haber sido la fuerza más votada, y presumiblemente no ostentará más alcaldías tan importantes como Madrid, Valencia, La Coruña o Sevilla, cuyo gobierno pasará a distintas coaliciones de izquierda y ecologistas o socialistas. Misma suerte que la de Barcelona, donde los grandes derrotados han sido CiU, la derecha nacionalista catalana, en el gobierno autonómico catalán y hasta ese momento en el del Ayuntamiento de la ciudad condal.

PODEMOS: Una exitosa estrategia municipalista

La estrategia de Podemos, partido izquierdista emergente en la política española, ha sido un completo éxito. Para evitar el desgaste de sus siglas decidieron concurrir en distintas candidaturas municipales, creadas exclusivamente para estas elecciones, en algunos feudos con el apoyo de Equo (partido ecologista) e Izquierda Unida (tradicional izquierda radical española, que incluye al Partido Comunista). Y para librar la batalla frente a veteranos de la política, han apostado por caras conocidas para la ciudadanía. Por ejemplo, en Madrid, donde la que fuera directora de la plataforma de Jueces por la Democracia, Manuela Carmena (Ahora Madrid) se ha disputado la alcaldía en una vibrante batalla electoral frente a la que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (Partido Popular) quien ha vencido en votos y números escaños (21 frente a 20). No obstante, los 9 escaños de Antonio Miguel Carmona, candidato del Partido Socialista (miembro del PES) y tercero en discordia, podrían dar la alcaldía de la capital a Manuela Carmena.

Situación muy similar se ha vivido en Barcelona, donde Ada Colau, activista social y creadora de la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca, dedicada a paralizar desahucios en toda España) se ha impuesto con su plataforma, Barcelona en Comú, tanto en escaños como en votos, relevando del cargo a Xavier Trias (Convergencia i Unió). En cualquier caso, Colau también se verá obligada a pactar con las distintas izquierdas si quiere la llave de la ciudad. Otras urbes donde coaliciones progresistas herederas del movimiento popular 15M han cosechado un notable éxito han sido La Coruña, Zaragoza y Cádiz. En esta última se producirá el relevo de Teófila Martín (PP) en el poder desde 1995.

En Valencia, los grandes triunfadores han sido Compromís, coalición que integra a regionalistas, ecologistas y distintos partidos de izquierdas, a un escaño de los 10 del PP de Rita Barberá, alcaldesa de Valencia desde 1991. Buena parte de su éxito se debe al carisma de su portavoz Mónica Oltra, abogada nacida en Alemania, famosa por sus camisetas-protesta y su actitud firme frente a los recientes casos de corrupción destapados en la Comunidad Valenciana.

Mónica Oltra, en un mitin de Compromís.

Las elecciones del pasado fin de semana no solo han afectado a los distintos municipios, sino a buena parte del las comunidades autónomas del estado español, con la excepción de Andalucía, Cataluña, Galicia y el País Vasco. Si bien los resultados han sido más conservadores y menos rupturistas, se observa una generalidad: la irrupción y entrada en los parlamentos regionales de Podemos y Ciudadanos, partido emergente de centro-liberal. Tanto el partido izquierdista de Pablo Iglesias como los moderados de Albert Rivera serán fundamentales a la hora de formar gobierno en casi todas las autonomías.

La Derecha ha ganado en casi todas las autonomías, obteniendo resultados más que notables en Castilla y León y Castilla-La Mancha. No obstante, pueden producirse cambios significativos en los distintos gobiernos regionales, como en Navarra, Aragón o Illes Balears, donde las formaciones conservadoras en el poder también podrían ser sustituidas por coaliciones de izquierda.

Candidatos de Ciudadanos, con Albert Rivera (2º a la izquierda)

Hacia el tetrapartidismo

Parece evidente que el bipartidismo ha muerto en España. Pactar y llegar a acuerdos puntuales se ha convertido en una necesidad, tanto para aquellos que quieren conservar el poder como para los que lo quieren recuperar u ostentarlo por primera vez.

El PSOE está obligado a entenderse con Podemos si quiere desembarcar al PP. Más margen de maniobra tiene Ciudadanos, calificado de “partido bisagra”, dispuestos a negociar tanto con el PP como con PSOE, e incluso con Podemos según recientes declaraciones de su líder, Albert Rivera. Una actitud de ambigüedad y transversalidad que desde luego va a favorecer su entrada en las instituciones, si bien puede decepcionar a parte de su heterogéneo electorado, compuesto tanto por reformistas radicales como nacionalistas españoles conservadores desencantados con el gobierno PP.

En cualquier caso, la jornada electoral ha dejado a otros perdedores sin consuelo posible. UPyD, partido progresista, radical y jacobino, fundado por la ex socialista Rosa Díez, ha perdido toda representación en los gobiernos autonómicos y en los Ayuntamientos de las capitales de provincia. La mayoría de sus votos han ido a parar a Ciudadanos, con quienes se negaron a negociar una posible candidatura conjunta tras el buen resultado de ambas formaciones en las elecciones europeas del curso pasado. Nadie imaginaba, por aquel entonces, que un año más tarde el destino aguardaría una suerte tan dispar a cada formación. Izquierda Unida, por su parte, ha quedado bastante debilitada en los lugares donde no han concurrido en candidaturas municipalistas junto a Podemos o Equo, así como a nivel autonómico.

¿Una realidad extrapolable a Europa?

La pregunta tras unas elecciones locales siempre será ¿es extrapolable el resultado de las elecciones municipales españolas al resto de Europa? La respuesta es difícil. Si bien en todo el continente se observa un importante desencanto hacia la actual clase política, los vientos de cambio no soplan en la misma dirección. Tampoco todos los problemas coinciden; en España el desempleo y la deuda de las familias es muy elevado, pero el déficit público es menor que el de otros estados de la Eurozona. Y la emigración, sobre todo de jóvenes universitarios, despierta una preocupación mayor que la inmigración, a diferencia de otros países del norte, acreedores y receptores de personas.

En las distintas elecciones que hace poco han tenido lugar en Francia, Reino Unido y Polonia son las fuerzas conservadoras las que han salido reforzadas, en los dos primeros con un discurso bastante euroescéptico. En cambio, en Grecia y España es la Izquierda la que ha triunfado; y si bien no se trataban de unas elecciones generales, en la piel de toro el discurso eurófobo ha brillado por su ausencia, tanto entre los progresistas como en los conservadores. Muy buena señal para el resto del continente.

Las reacciones en Europa a los resultados españoles han sido dispares. La prensa internacional coincide, casi con unanimidad, en el triunfo de los “indignados”, nombre que recibieron los participantes del Movimiento 15-M. “Europa tiene que cambiar su política económica y también mostrar un poco de humanidad” ha declarado, por su parte, el primer ministro italiano Matteo Renzi.

A su vez, el líder del euroescéptico Liga Norte, Matteo Salvini, ha aprovechado para llevar los resultados a su terreno. “El resultado electoral de España y también el voto en Polonia son un bonito golpe para los defensores de Europa, de la banca y de los siervos de Bruselas” en declaraciones a Radio Padania. “Tenemos muchas diferencias con Podemos, pero esto es una bocanada de oxígeno para la Europa de los pueblos. (…) Significa que la gente quiere recuperar el control de las fronteras, de las fábricas, de los campos, del trabajo, de los bancos. Y dice basta a los burócratas de Bruselas y a una Europa sin alma”, añadió. Sin embargo, no se ha pronunciado con respecto al fracaso de las formaciones euroescépticas, entre las que destacan EH-Bildu y CUP, las cuales no han vencido en ninguna gran ciudad.

¿Qué pasará de ahora en adelante? El Partido Popular está obligado a hacer autocrítica si no quiere perder más votantes. Podemos y Ciudadanos tienen mucho que ganar – y que perder – en estos meses antes de las elecciones generales; sus aciertos les harán ganar votos, sus errores, perder aún más. El PSOE, alejado de los focos, ha sobrevivido al descalabro que se le vaticinaba – y que no ha resultado ser tal – y desde la sombra podrá establecer una estrategia para reorganizarse. Y por defecto, los distintos partidos nacionalistas periféricos perderán influencia en el conjunto del Estado, dado que su apoyo no será imprescindible para configurar el Gobierno central.

Las elecciones municipales han servido de aperitivo a las Generales de otoño. Triunfadores y derrotados se preguntan lo mismo: ¿quién será el próximo Presidente del Gobierno? Desde la muerte de Franco no se observaba tanta incertidumbre ni resultados tan ajustados en las encuestas. Si bien es cierto que, inevitablemente, la estabilidad política e institucional será menor, también lo es que la sociedad española está más politizada e implicada que nunca, gracias en parte a las expectativas que han despertado los nuevos partidos. Se avecinan tiempos muy interesantes para la política española y europea. Pónganse cómodos.

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